Políticas en Tránsito sobre Drogas

Las "Políticas en Tránsito" dejan que
Ganen Las Drogas.

(2015) 
Autores:
Sr. Carlos Souza.
Lic. Juan Carlos Mansilla
@juanenlinea

Publicado por diario Clarín
http://www.clarin.com/opinion/Sedronar-Narcotrafico-Salud_Publica-Adicciones_0_1372062818.html 


Cada tanto surge en nuestra sociedad la discusión de si Argentina es un país de tránsito o de consumo de drogas.
Ante esta cuestión, proponemos la siguiente pregunta: los funcionarios responsables de las políticas públicas en adicciones en Argentina, ¿son funcionarios estables, o son funcionarios de tránsito?



La Sedronar, el organismo público responsable de coordinar las políticas en este rubro, ha tenido en los últimos cuatro años y medio cinco responsables a cargo de esa institución. Es decir, en nuestro país hemos tenido “funcionarios de tránsito”.
En diciembre de 2011, el secretario José Granero (un odontólogo) fue sucedido por el Dr. Rafael Bielsa (un diplomático). A su renuncia, la Sedronar queda a cargo del Dr. Postiglioni (un ex director de la Policía Aeroportuaria). Luego asume como titular Juan Carlos Molina (un cura). Hasta que hace pocos días asumió el nuevo secretario, es el Dr. Lerner (un abogado), quien probablemente en pocos meses dejará el cargo ante el recambio de autoridades nacionales.



¿Es posible concretar entonces una política pública nacional coherente en un tema tan sensible como el del consumo de drogas en el marco de esta vorágine de cambios?
Sin dudas que no.
Conviene que Argentina vuelva a plantear una discusión federal del problema del consumo de sustancias. Un grave error de Molina fue haber desarticulado el Consejo Federal de Drogas (COFEDRO) que funcionaba desde 1996, posibilitando un trabajo interprovincial en este tema, y la coordinación de acciones entre las provincias y la Nación.
La desarticulación generó en muchas provincias el surgimiento de políticas públicas paralelas. La Nación, por su parte, “bajaba” al ámbito de las provincias con estrategias que no se integraban necesariamente con la acción provincial, generando intervenciones superpuestas.

Por otra parte el “Plan Federal de Drogas” del país, aprobado por COFEDRO, fue suplantado por un “Programa Nacional”, centralizado desde las oficinas capitalinas.
La articulación necesaria no debe pensarse solo en el plano de lo público, sino también abriendo la participación a ONGS especializadas que vienen trabajando hace décadas en este campo, así como a otras Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) que, por su propio desempeño social, responden a los desafíos que plantea el consumo de drogas.
Una política sobe drogas tiene que sostenerse en el tiempo y responder al modelo hoy definido internacionalmente como “Nuevo Paradigma”.
Algunos aspectos propios de este modelo son:
1)      Los consumos problemáticos se enfocan desde la “salud pública”, integrada por la salud física, la salud mental, y la salud social. Apartándose del énfasis que siempre se puso solo en la seguridad. De esta manera, se trabaja sobre toda sustancia susceptible de generar dependencia, independientemente de su status legal, y se considera imprescindible abordar desde la atención primaria en salud el consumo de alcohol y otras drogas.
2) La tenencia de drogas para uso personal no convierte al consumidor en un “pequeño narcotraficante”, por lo que se debe priorizar el abordaje educativo-sanitario por sobre el punitivo. A las acciones preventivas y asistenciales actuales es necesario sumarle estrategias de reducción del daño, a fin de que el Estado acompañe a aquellas personas que por diferentes factores continúan consumiendo drogas.
3)   Organismos internacionales como Naciones Unidas, Organización Mundial de la Salud y OEA proponen, a través de diversos documentos orientativos, la instrumentación del “Enfoque de Derechos” en el diseño de políticas públicas en drogas. Esto implica centrarse en la persona y no en la sustancia. La perspectiva sobre el consumidor se enmarca en el respeto de los derechos humanos y lejos de cualquier tipo de estigmatización.
El desafío político, entonces, es volver a generar las condiciones para un amplio diálogo intersectorial, reconociendo al COFEDRO e incluyendo protagonistas del tercer sector, como lo es la Federación que nuclea a más de setenta ONGS (FONGA) que trabajan hace décadas en la prevención y asistencia de manera continua y articulada.
Sedronar está hoy frente a la posibilidad de sumar las áreas homólogas de las provincias, coordinando acciones con el sector de salud, educación, desarrollo social y justicia del gobierno nacional, y dándoles un lugar adecuado a las entidades intermedias y a las organizaciones religiosas de los distintos credos que se han manifestado comprometidas con el problema.
Quienes están en la base de la pirámide sufriendo permanentes cambios de responsables políticos, son -además de la sociedad en su conjunto- los sectores más vulnerables, que son los que más necesitan la llegada del Estado de manera sistematizada y articulada, y no de modo errático.
El consumo de drogas es claramente una realidad anclada en nuestra sociedad. No es un problema de paso. Y necesita respuestas claras, interjurisdiccionales, y permanentes.
¿Será ésta coyuntura la que brinde la oportunidad para comenzar un diálogo que permita la construcción de respuestas a largo plazo?