Mostrando entradas con la etiqueta adictos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta adictos. Mostrar todas las entradas

Comunidad Terapéutica: los valores y la ética en la rehabilitación de adicciones

El problema de los valores y la ética en
la rehabilitación de adictos

LIc. Juan Carlos Mansilla
juanenlinea@gmail.com
@juanenlinea
blog: www.juanenlinea.blogspot.com.ar

Artículo publicado en Revista Libberadictus, Mexico DF. 2004.
Presentado en Congreso Latinoamericano de Comunidades Terapéuticas, Viña del Mar 2001, Chile.


Introducción

La cuestión acerca de los Valores de Vida, de la Ética, de lo Bueno y lo Malo, lo que debe y no debe hacerse, es un tema de tal densidad conceptual y de tanta diversidad de opinión, que lleva en sí mismo la impronta de lo polémico.

Por otra parte, pertenece a ese tipo de problemática universal que allí donde crezca y se
multiplique lo humano estará presente y adquirirá una forma. Aunque hoy en día hay quienes discuten que no es la inteligencia ni el lenguaje lo que distingue en el fondo alhomo sapiens de los animales, nadie duda en señalar la conciencia moral —que no es más que el recipiente de la ética como sistema conceptual— como una de las señales más claramente diferenciadoras de lo humano por sobre lo bestial.

No solo la filosofía, sino también la sociología, la psicología y la educación se han ocupado intensamente del problema ético en cuanto lo han puesto como un capítulo destacado dentro de sus discursos teóricos. Dichas ciencias lo han enfocado, cada una, desde su perspectiva, mostrando siempre tal interés en el tema, que ha quedado al descubierto la importancia que tiene para el hombre, para la sociedad y para la cultura, tomar alguna posición frente a la cuestión ética. Y no hablamos aquí de una importancia intelectual del problema, sino más bien de una importancia vital, ligada a lo cotidiano, comprometida con lo corriente, tan así que puede resolver la vida de un hombre hacia la integridad o hacia la infelicidad.

Por ello tiene más que sentido hablar de la Cuestión Ética en un Congreso de Comunidades Terapéuticas; estas alternativas de tratamiento de la drogadependencia que en su origen tuvieron, a la manera de un soplo creador, la práctica de la solidaridad como un elemento clave y regulador de su acción. Y la solidaridad es uno de los muchos hijos de una Ética en la que creemos y confiamos quienes trabajamos en Comunidades Terapéuticas.

Sin embargo la Comunidad Terapéutica (ct), o digamos para ser más amplios y justos, elmodelo socio-terapáutico-educativo de abordaje de la drogadicción, no es en sí mismo ni bueno ni malo, ni ético ni no-ético, es simplemente un modelo de abordaje, un instrumento y, como tal, éticamente híbrido.

En este sentido, decimos que los instrumentos no son en sí-mismos ni buenos ni malos. Aun un instrumento ideado para la tortura, como puede ser un cepo, hoy en día es expuesto en los museos, para explicar por ejemplo porque jamás se debe volver a los tiempos de la Santa Inquisición. Es decir que a este instrumento otrora usado para lo macabro, hoy día se lo utiliza con una mentalidad sanamente pedagógica.

Si bien ninguna ct, o modelo socio-terapéutico-educativo, es similar a un cepo puesto sobre el lomo de sus asistidos, o no debería, queda claro que para nosotros es un instrumento que, según la actitud ética con la cual los técnicos responsables lo utilicen, podrá resultar en algo bueno o en algo malo.
Dado que este tema de la ética es tan complejo, y que nuestra intención es limitarnos a algunos aspectos precisos de él, reflexionaremos sobre tres ítems absolutamente ligados entre sí:
1. La cultura de la droga y los valores de vida que propone
2. El desafío de la resocialización del adicto en tratamiento
3. Las relaciones entre la ética y el poder dentro del Modelo Socioterapéutico Educativo.

La cultura de la droga y los valores de vida que propone

Si algo tuvo de revolucionario romper con el modelo médico tradicional, como el único tipo de abordaje al problema de las adicciones, y pasar a ver este asunto desde una perspectiva más humanista (psicológica, social, educativa y filosófica), más ligada a una elección de vida que debe ser reanalizada, a una escala de valores que debe reacomodarse, si algo tuvo de revolucionario decimos, fue justamente desplazar el problema desde la esfera de drogadicción=enfermedad que curar, a la esfera dehombre/mujer=libertad para cambiar.

Esta manera distinta de ensayar soluciones fue fruto de una manera distinta también, de enfocar al adicto, el cual dejó de ser un sujeto-sujetado-a-una-sustancia, para ser unsujeto-adherido-a-una-cultura.


Es decir que el adicto comenzó a ser visto por nosotros como alguien que había elegido vivir dentro de un sistema de vida no solo reconocido por el uso de drogas, sino también por el estilo de relación que establecía con los demás, por una serie de valores a los que adhería y defendía, por una manera de expresar sus emociones, su violencia, su dolor, sus afectos, su sexualidad, su espiritualidad.

Al adicto se le comenzó a enfocar como una persona que junto con otros como él, construyó, adhirió y participó de una cultura propia donde la droga repetimos, si bien es necesaria, no es la variable absoluta. Esto significa que aunque la droga salga de escena, el adicto (aún sin drogas) seguirá pensando, valorando, proyectando y relacionándose como un adicto.

Por ello, para nosotros la solución no está solo en la abstinencia de drogas, como creían lo primeros técnicos que intentaron abordar este tema, ya que aún sin drogas un adicto que no se resocializó seguirá funcionando como tal, obviamente abriendo, en forma permanente las puertas al circuito de recaídas hasta regresar a la adicción.

Lo que decimos significa que la droga como estilo de vida es parte de una cultura propia entendida como un conjunto de costumbres, valores, creencias y lenguaje. Es decir que el mundo del adicto, le propone a éste entre otras cosas un sistema de valores propios acerca de lo bueno y lo malo, o lo que es lo mismo, una ética para la vida.

Por ello es que se necesita algo de tiempo para llegar a ser  adicto, un representante de ese grupo social. Tiempo en el cual se aprende un modo de vida y seasume algo parecido a una identidad.

Una vez que forma parte de ese mundo, el adicto tendrá una escala de valores, en una pequeña parte quizá propia, y seguro que en una gran parte compartida. Todo grupo social con identidad propia así lo plantea: "Si quieres ser de nosotros piensa como nosotros, y valora la vida como nosotros". Y cuanto más absorbe la individualidad de sus miembros ese grupo más disuelve a la persona en su conjunto, y más cerca se está entonces de grupos fundamentalistas, con una pertenencia tan fuerte e influencia tan asfixiante en sus miembros que las libertades individuales quedan anuladas.

Muchos grupos de los adictos que llegan a una ct tienen esa característica, que queda evidenciada cuando señalan que el grupo de sus pares ve a este tipo de tratamiento como una traición o deslealtad. ¿Pero traición o deslealtad a quiénes? Digamos a losvalores de vida que la cultura de la drogadicción inculcó.

Pero el Modelo Socioterapéutico Educativo (mse) supo hacer aquí un movimiento clave que en parte explica el éxito de su operatividad. A la manera de ese consejo de los luchadores orientales: "Usa la fuerza de tu enemigo", aprovechó la capacidad deagrupabilidad que tiene el adicto y que, en parte o en su totalidad (dependiendo de su historia anterior a la adicción), aprendió del mundo de la droga.
A medida que el adicto ingresó al mundo de la droga, se fue conformando a sus estructuras y adoptó primero las prácticas y luego las creencias de ese mundo. Este aprendizaje social del cual participó, si bien no anuló totalmente el sistema de creencias y valores que recibió del mundo ajeno a la droga, sí lo escindió y dividió haciéndole surgir y desarrollar otra identidad (o pseudo-identidad): la de drogadependiente.

Lo dicho significa entonces que el adicto llega a nosotros con una ética propia resultado de por lo menos dos vertientes: la de su historia familiar y social anterior a la drogadicción, y la propia del mundo de los adictos.


El desafío de la resocialización del adicto en tratamiento

El adicto que llega a tratamiento ha recorrido un proceso de aprendizaje particular en el mundo de la droga y la marginalidad, que lo llevó a adherirse a una serie de valores distintivos.

El tratamiento socioterapéutico, por otra parte, propone al adicto un proceso de reaprendizaje de costumbres, valores y creencias de vida, distintas a las que él estaba acostumbrado. Es decir que le plantea, de manera directa y frontal, la cuestión de la ética.

Por otro lado, el adicto que por propia voluntad llega a un Centro de Rehabilitación lo hace luego de haber perdido muchas cosas que por fin considera valiosas. Si bien en su propia balanza, la droga y su cultura siguen teniendo un peso significativo, una de las razones que le sostiene la motivación por un cambio en el estilo de vida suele estar asentada en algún sentimiento de pérdida lo suficiente grande como para opacar el placer que la droga le daba, y la identidad que el mundo de la droga le confirmaba.

Así, se enfrenta ante un tipo de tratamiento que no le propone: "Deja la droga y vive como quieras", sino "Deja la droga aprendiendo a vivir de nuevo". He aquí el arma secreta de todo centro de rehabilitación que se precie de utilizar el mse.

Esta invitación a armarse de un nuevo estilo de vida es, sin duda, un impacto muy duro para alguien que aprendió a ser adicto y defendió el oficio durante años, desarrollando en torno a él una autopercepción propia, una manera de enfocar su realidad, y una ética en cuanto a su modo de comportarse con los demás.

El Centro de Rehabilitación sabe que para que un adicto ingrese en un proceso de cambio, debe asumir una postura de acatamiento a su propuesta terapéutica. Por ello, todo proceso de admisión de un drogadependiente por parte de una institución especializada exige resolver el tema de quién mantiene el poder de decisión en la vida de un asistido. 

Así, el adicto es invitado a entregarse al tratamiento, delegando en los staffdecisiones y determinaciones sobre cuestiones aparentemente ínfimas que el adicto no siempre entiende como relacionadas con la droga. Lo que acabamos de decir seguro que aunque se aplica sobre todo a Comunidades Terapéuticas Rígidas, marca un estilo y una línea aplicada en distinto grado, de todo tratamiento que tienen su origen en la historia de las ct.

Este estado de entrega del adicto sustentado tanto en su percepción de pérdidas a causa de la droga, como en el pedido de subordinación que le hace la entidad que se le presenta como prestadora de ayuda, lo ubica de inmediato en una posición sumamente delicada, pues lo convierte en una persona susceptible de ser aprovechada por la institución en la que ingresó, o por cualquier persona que el residente identifique como representante de ésta. Sobre este tema volveremos en el ítem siguiente.
Así las cosas, el adicto es ingresado a un proceso de resocialización en donde son puntos claves la aceptación, incorporación y revitalización de aquellos valores de vida que le permitan elaborar un proyecto existencial sin drogas ni delito.

La resocialización implica, por tanto, que el asistido renuncie a una ética (o antiética) signada por valores (antivalores), como la mentira, el daño a sí mismo y a los demás, la desconsideración y la irresponsabilidad, por ejemplo, y acepte otra ética propuesta en su tratamiento y signada por valores como el amor responsable, la honestidad, la confianza, el respeto y el orden, entre otros.

Renuncia y aceptación aparecen entonces como dos instancias que hacen de bisagra entre una antigua y una nueva ética para la vida, por la cual se espera transcurra una persona en rehabilitación.

Aquí nos encontramos frente a uno de los principales desafíos de la eficacia de un tratamiento, el cual consiste en lograr que los procesos de renuncia y aceptacióndescritos dependan no sólo del contexto institucional en el cual se plantean y comienzan, sino sobre todo se anclen en una transformación intrapersonal genuina, de tal manera que se mantengan aún en contextos ajenos al institucional.

El proceso de resocialización de un adicto en tratamiento debe ser isomórfico con el modelo de socialización ordinario que se espera de todo niño que egresa del mundo familiar para ingresar al mundo social.

En este caso, sabemos que el niño mantiene primeramente una ética heterónoma, es decir sostenida sólo por la presión y necesidad de aprobación de su sistema familiar. 

La ética infantil, si cabe el término, no es más que un recurso de adaptación psicosocial motorizado por el deseo de cumplir las expectativas ético-morales de aquellos que diariamente confirman la identidad del niño.

A medida que la persona madura, lo heterónomo del sustento ético debe convertirse en autónomo, es decir que el sostén de las conductas que traducen determinados valores de vida dejan de estar fijados en un andamiaje externo para ubicarse en convicciones internas que hasta pueden influir como motor de cambio en nuevos y desconocidos contextos.

Un proceso de resocialización debe, en parte, repetir el modelo de crecimiento ético individual relatado. Un adicto en tratamiento socioterapéutico-educativo ingresa primeramente a un contexto de fuerte presión normativa que impone una ética definida para la convivencia, y que debe ser aceptado como condición para la permanencia en el sistema.

La primera razón por la cual ese sistema de normas y convivencia se acepta es simplemente porque no hay opción: si se perdió todo por una vida con drogas, y la alternativa de la recuperación exige participar de un contexto institucional que marca reglas y normativas para pertenecer a él, pues cumplámoslas. Sin embargo, a la hora de la reinserción social es en donde se juegan todas las cartas para saber si esas normas aprendidas quedaron en una actuación que solo buscaba el ser aceptado por la institución, o si, en realidad, fue una elección ética del individuo luego de haber actuado como si tuviera incorporados esos valores.




Visto así, las instituciones que trabajamos en rehabilitación de adictos tenemos delante un gran desafío ético, y es el de respetar la elección de valores de vida que los asistidos puedan hacer, aunque esos valores no coincidan totalmente con los nuestros.

Y esto es importante aceptarlo no sólo por una cuestión ética de la que hablamos, sino también por una cuestión estratégica, ya que si nuestro trabajo sólo se limita a modelar conductas de acuerdo con nuestros valores, el resultado será el de adictos que pueden conservar la abstinencia sólo mientras estén en el territorio de nuestras instituciones.

Por ello debemos tener una actitud sumamente respetuosa por la elección ética última que hagan los residentes de nuestras comunidades y programas, entendiendo que hay muchas manera de asumir los valores de vida más allá de cómo los asumamos nosotros, y de aceptar que para no ser un drogadicto tener nuestras normas de vida, costumbres, y creencias no es el único camino.


Las relaciones entre la ética y el poder dentro del Modelo Socioterapéutico Educativo

El poder implica siempre posibilidad y trampa. Posibilidad en el sentido de que quien lo detenta posee una herramienta para el logro de sus metas. Y trampa porque su mal manejo encierra en callejones sin salida a quien lo utiliza.

La CT y los tratamientos de ella surgidos hicieron de la explicitación del poder una instancia de indiscutible valor, indispensable para abordar las conductas sociopáticas que caracterizan a los adictos.

Pero ese poder no sólo es utilizado por las CT para aplicar normativas indispensables para el necesario control social que debe estructurar a un grupo de adictos en tratamiento. Sino que también es empleado en la esfera de lo simbólico, de lo conceptual, de manera que el asistido se ve impelido a pensar lo cotidiano de una determinada manera, a fin de garantizar su permanecia en el lugar del tratamiento.

Para un ejemplo de lo que decimos basta tomar un ítem de la llamada filosofía no escritade la ct. Me refiero a ese precepto que dice: "ACTÚA COMO SI", y que significa en lo concreto que aunque un asistido no entienda el valor de una conducta indicada para la convivencia en la Comunidad, debe "Actuar-como-si" la entendiese hasta que la incorpore y comprenda totalmente. Este es un típico ejemplo, de entre muchos, de lo que es el poder utilizado en la esfera de lo simbólico y conceptual como una herramienta para la resocialización del individuo. Su aplicación significa: "No sólo te indico lo que debes hacer, (Actúa), sino también lo que debes llegar a pensar sobre esa manera de actuar (como si)".

Este ejemplo de intervención, justamente tiene que ver con una manera de trabajo terapéutico-educativo que influye sobre el desarrollo ético que se pretende experimente el asistido.
Pero el asunto es que visto desde la ética de quien interviene, es decir los técnicos de la ct, este procedimiento plantea una serie de cuestiones éticas que ya no tocan sólo al asistido, sino en igual forma a los staff o técnicos de la institución.

Nos comprometimos en volver sobre el tema que plantea la delicada posición en la que queda un residente que se entrega a un tratamiento porque lo ha perdido todo (o casi), y se quiere rehabilitar para la vida social.

Y justamente en este tema estamos ahora. Porque nuestro staff, que goza de un gran poder sobre lo normativo y lo simbólico de una ct tiene en frente suyo un adicto entregado, que lucha por renunciar a un estilo de vida, y que, como una esponja, busca modelos de vida a los cuales acomodarse para lograr vivir sin drogas, una meta que desea, pero en verdad no sabe en qué consiste. Aparte, y como dato significativo, esta situación se da en un contexto social altamente estructurado, extremadamente influenciante sobre los individuos que contiene, y marcadamente jerárquico, donde elstaff se encuentra en la punta de la pirámide, y el asistido en la base.

Es en este cuadro recién presentado donde la cuestión ética es un evidente problema para el staff, que tiene en sus manos un poder que, claramente, aparece a la vez como una posibilidad y como una trampa.

La cuestión ética a la que nos referimos y que tiene que ver con el staff de la ct hace referencia a los riesgos inherentes de una escena integrada por dos actores que representan papeles tan distantes como distintos: el del ayudador y el del ayudado.

Porque por más que nosotros hagamos bandera de que en las ct se ha superado la separación innecesaria que los profesionales tradicionales de la salud instauraron con sus pacientes, y que en este modelo se fundó como nunca antes la imagen del par y un trato absolutamente afectuoso y caracterizado por la cercanía entre los asistentes y los asistidos, es obvio que también hemos colocado en nuestro modelo de trabajo, una distancia de peso que es propia de la dinámica entre el ayudador y el ayudado.

Y cuando en un esquema de poder, uno tiene distancia del otro, uno está más arriba que el otro, ese poder es un asunto muy delicado. La postura ética por parte del staff aparece, entonces, como una defensa y una protección ante la posibilidad de cometer abusos sobre los residentes. ¿Cómo un ayudador puede abusar de un ayudado? De muchas formas, ya sean obvias o sutiles.

Las formas obvias de abuso, lamentablemente, figuran en la historia de las ct para drogadependientes. Básicamente, implican avasallamientos a los Derechos Humanos de los residentes, y se evidencian mediante diversas formas de atropello o restricción a la libertad de pensamiento y expresión de los asistidos. En el peor de los casos, esta forma de abuso conlleva una invasión a la corporalidad de los residentes, ya sea por violencia, maltrato, exigencias laborales desproporcionales, o por la supresión de derechos elementales como el acceso a la higiene, vestimenta y alimentos.

Las formas sutiles de abuso no implican que éstas sean menos peligrosas que las formas obvias. Quizá en su implementación, por el hecho de no ser directamente agresivas, no levanten defensas ni recelos de ningún tipo, pues ingresan despacio y en forma pausada.

Esto no significa que el sutil abuso de poder sea necesariamente fruto de un plan malintencionado por parte de la institución o los staff para limitar la libertad de los asistidos o atentar contra su dignidad. Muy por el contrario, cuando hablamos de esto pensamos en sutiles abusos de poder donde el mismo ayudador está entrampado y para nada se percibe como un abusador.

Veamos. Pedir más de lo debido es una forma de abuso muy clara. Ayudar más de lo debido, ¿también lo es? Entendemos que sí, y más en el contexto de un tratamiento por drogas donde el desafío consiste en que el asistido crezca en responsabilidad y en el descubrimiento y manejo de su propia libertad.

Siguiendo esta línea conceptual decimos que una institución puede cometer un abuso sutil de su poder para con el asistido entrampándolo en la relación ayudador-ayudado, sosteniéndolo en un lugar donde el residente necesite en forma permanente, la colaboración del staff o de la Organización para llevar adelante su vida.

De esta manera, el asistido vive la relación de dependencia con la institución como una garantía de que la droga no será necesaria para su vida. Pero, por otra parte, no logra independizarse de esa relación, no consigue reinsertarse "como si" fuese una persona común en su sociedad, y permanece en esa ligazón constante.

Lo mencionado hace referencia, en parte, a la cuestión ética de las instituciones donde quienes fueron residentes en tratamiento pasan a formar parte del staff institucional, sin tener una instancia de independencia considerable de esa institución, o de otras similares.

En instituciones residencial hay que estar muy
atentos a situaciones de abuso de poder.
Otra manera de abusar de un ayudado es exigirle un cambio más grande del que vino a buscar a la ct. Si una persona adicta a drogas vino a mí para rehabilitarse, y vino en un estado de entrega y cierta indefensión psicológica y emocional, debo tener especial cuidado de no aprovecharme de ese estado de fragilidad para inculcarle una cosmovisión del mundo o una religión o una ideología, que quizás sea absolutamente altruista, válida y esencial para mí, pero de ninguna manera indispensable para vivir sin drogas.

En este sentido creo que lo ético para quien intenta dar más de lo que el adicto vino a pedir, es ser absolutamente explícito con él y decirle: "Mira, si tú buscas vivir sin drogas, nosotros podemos ayudarte, y una vez que lo consigas también podemos, si te interesa, señalarte el camino hacia la plenitud". O sea, es ético distinguir todos los aspectos de la oferta de nuestro servicio para evitar abusar de la inespecificidad de la demanda del adicto, quien no llega a nosotros en un estado de suficiente lucidez como para ponerle límites a lo que pretendemos darle.

Pensamos que dar mas de lo necesario, es una tentación de desvío ético en la cual están entrampadas muchas instituciones que actualmente trabajan en rehabilitación de adictos. Desviación que, por otra parte, no es vista como tal por estas entidades sino todo lo contrario.

Pero, ¿cómo se pueden tener valoraciones tan distintas sobre el mismo punto? ¿Cómo es que algo que para nosotros es un sutil abuso de poder y, por tanto, una desviación ética, es todo lo contrario para otra manera de ver la cosa, es decir un perfeccionamiento de su ética?

Creo que la respuesta a este punto es, en el fondo, un problema que toca las bases de la cuestión filosófica de nuestra instituciones: ¿Qué es para nosotros un adicto rehabilitado? ¿Hasta donde debemos transmitir en nuestros modelos de trabajo valores de vida, visiones del mundo y creencias?

Porque convengamos, por lo menos, que los tratamientos socioterapéutico-educativos implican necesariamente una reflexión y hasta a veces bajadas de línea en temas tan poco sencillos como, por ejemplo, los relativos al orden social, al compromiso político, a la función de la religión, el rol del ciudadano, al estilo de la vida publica y al de la vida privada, a la sexualidad y a la espiritualidad, es decir, a temas vinculados a las creencias y las no creencias de la gente.

Formulado más específicamente, la cuestión ética de nuestro trabajo con adictos debería plantearse preguntas como las siguientes: ¿Cuál es el mínimo cambio que un adicto necesita para vivir sin drogas? ¿Y que nombre le damos a todo aquello que hacemos después de haber alcanzado ese umbral mínimo: rehabilitación de drogas o adoctrinamiento en nuestra visión del mundo? ¿Hacemos explícita esta diferencia? ¿Le comunicamos esta diferencia al adicto o le incluimos todos nuestros servicios en un mismo paquete? Y si hacemos esto último ¿Es ético o implica un sutil abuso de poder?

Si dudas que ésta es una pregunta necesaria ante posibles excesos de nuestra práctica profesional. Sobre todo pensando que en toda América Latina distintas formas sutiles o expresas de abuso de poder han escrito una larga y dolorosa historia. Y sobre todo porque gran parte de ese abuso de poder fue utilizado en nombre de supuestas motivaciones altruistas: la Religión, la Sociedad Occidental, la Libertad, la Guerra por un Mundo Libre de Drogas, etcétera.

En muchas de las Instituciones aquí representadas, al trabajo se realiza en poblaciones marginales, con carencias económicas y culturales. Si en este contexto se presenta un adicto que habiéndolo perdido todo busca entregarse a una ayuda, más grande será aún nuestra responsabilidad ética en cómo abordemos a esa persona.

Por ello las ct, que entre otras cosas funcionan como una alternativa de Control Social, deben tener claramente definidos los límites de su intervención sobre la vida de los adictos que tratan. Porque sobrepasarse en la ayuda es, en el fondo, un posible acto de dominación y, por tanto, no ético.

Conclusión

Un relato del Evangelio puede ser un buen símbolo de todo lo que dijimos. Se trata de aquel en el que Jesús se encuentra con un ciego y, luego de tomar contacto con él, le hace una pregunta casi obvia: ¿Quieres que te sane?
¿No fue acaso una pregunta de más, innecesaria y, por tanto, superflua? Quien se responda que sí lo hará, en el mejor de los casos, suponiendo que quien está en condiciones de ayudar y de dar tiene derecho a hacerlo porque el estado de necesidad del otro lo habilita para actuar.

Quien se responda que no fue una pregunta innecesaria tendrá bases diferentes. Pensará que aun quien está en una aparente situación de minusvalía e inferioridad de condiciones, no por ello perdió autonomía sobre su vida y, aún mas, está en su derecho de pensar que puede negarse a recibir lo que otro que tiene más le quiere dar.

Nosotros proponemos esta segunda posición. La del respeto a la dignidad del otro, que se traduce en fomentarle decisiones sobre su libertad. Es decir, responsabilizarlo de cada elección que implique madurar y crecer sin el ancla de la droga.

De esta manera la ética propuesta debe estar al servicio de la emancipación del otro. Porque en el fondo, y resumido, en eso consiste la rehabilitación de una adicto: en acompañarlo en su lucha por la autonomía.

Introducción a la Prevención de la Drogadependencia.





Introducción a la 
Prevención de la Drogadependencia
(2001)


juanenlinea@gmail.com
@juanenlinea
www.juanenlinea.blogspot.com.ar


Apunte de circulación interna
Lic. Juan Carlos Mansilla
Curso “Preventores en Drogadependencia UNC – 2001”



Drogadicción, Drogadependencia, Drogodependencia, Toxicomanía, Narcodependencia, Toxicodependencia, etc. etc. son distintas palabras usadas para referirse al problema del consumo de sustancias psicoactiva (SPA).  La variedad de denominaciones que tiene este problema es de por sí un indicador de las diversas perspectivas que se han desarrollado para intentar abordar este tema.


Esta variedad de conceptos, va también de la mano con las distintas estrategias de acción con las que se ha intentado e intenta encarar el problema de referencia.

Es que la drogadicción viene siendo fenómeno de análisis y de preocupación de las más diversas ciencias. Religiosos, Médicos, Educadores, Sociólogos, Juristas, Psicólogos, Politicólogos, Comunicadores Sociales, intentan ofrecer claves desde su campo de conocimiento y acción para tratar de entender este tema.

Por otro lado, el hombre y mujer contemporáneo, que no necesariamente tenga alguna formación científica o técnica, también ha desarrollado sus propios conceptos sobre el problema de las drogas y sus posibles soluciones.

Lo dicho significa que el tema de la Drogadependencia no es un tema propio de especialistas, sino que por el contrario, producto de la difusión que ha adquirido, se ha instalado con fuerza en la opinión pública.  Por ello, cualquier  persona hoy día tiene como dijimos, alguna opinión formada sobre el problema de las drogas.
Sobre el problema de las drogas, no hay una sola perspectiva.

Esta masificación de la preocupación por el problema trae como consecuencia que se haya constituido en un tema de fácil discusión pero de difícil acuerdo. Cada cual tiene su posición formada, y por lo tanto la opinión de quien se denomine “especialista” en el tema siempre será cuestionada.

No pasa lo mismo con otras ramas del conocimiento. No todo el mundo discute sobre que cosa sea la “Inteligencia”, o como se debe atacar una epidemia de “Gripe”. Sin embargo, como dijimos, sobre el tema Drogas, la diversidad de opiniones abundan.

Sin embargo, existen algunas líneas de pensamiento y práctica sobre este problema, que se ha ido desarrollando en estos últimos años, y que tiene bases científicas y experienciales, que ha ido dándole a la conceptualización del problema de las drogas bases de peso.

Lo dicho significa que hoy podemos encarar este tema no solo desde inseguras posturas u opiniones infundadas, sino que debido a que ya contamos con una “historia” de respuestas al problema de las drogas,  hoy podemos hablar con fundamento acerca de que es lo que conviene y que lo que no conviene hacer ante este asunto.

Hoy los problemas complejos se abordan desde la
Interdisciplina.
Esto no significa que la discusión sobre las Drogas se haya solucionado ni mucho menos, sino que hoy día gracias a los aportes de las ciencias sociales, la sicología, la educación y la medicina,  nos sentimos mas seguros acerca de cuales son algunos conceptos básicos que no se pueden ignorar si hablamos de la drogadependencia.

Por otro parte esta mayor seguridad mencionada no se debe solo a los aportes teóricos de las ciencias que se interesaron en el tema, sino también a la multitud de experiencias que se vienen llevando adelante tanto en la Prevención como en la Asistencia de la Drogadependencia y de las cuales se puede extraer hoy claras conclusiones sobre lo que conviene y no conviene hacer en estos campos.

Como Ud. verá, preferimos hablar de lo que “conviene y no conviene” hacer y no de lo que “debe y no debe” hacerse.  Esto es así porque más allá de todo lo que estamos diciendo la drogadicción sigue siendo un campo de trabajo con muchos interrogantes, y sumamente relativo según sea el lugar, y la época, y la franja poblacional en la cual se lo intente abordar.


Algunos Conceptos Básicos:

La Organización Mundial de la Salud define las Drogas como “toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de
Edificio Central de la OMS
administración, produce una alteración de algún modo, del natural funcionamiento del sistema nervioso central del individuo y es, además, susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas.”

Es decir que la Droga es un objeto inerte, sin intenciones ni moral, ni bueno ni malo en sí mismo, sino que puede dañar o todo lo contrario según sea las consecuencias de la interacción con nuestro organismo.

También señala, y este es el asunto principal, que entre sus posibles cualidades, una droga puede crear “Dependencia” psicológica y/o física.

Avanzando en este tema, tenemos que las drogas por distintas razones se clasifica hoy en Legales e Ilegales . Esta clasificación social de las drogas es absolutamente relativa a una época y lugar.

Hoy en Argentina, las Drogas Legales son por ejemplo aquellas que contiene el
té, café, cigarrillo de tabaco, chocolate, etc. Es decir que todos de alguna
 manera nos “drogamos” pues, hay sustancias psicoactivas en muchas cosas que consumimos.

También los medicamentos son Drogas Legales aunque entre ellos distinguimos a los de Venta Libre y Venta Bajo Receta. Por ello entendemos que quien se droga con medicamentos, por ejemplo psicofármacos, está haciendo Uso Indebido de Drogas, a diferencia de quien consume Drogas Ilegales y hace por lo tanto Uso Ilegal de Cocaína por ejemplo.

Las Drogas Ilegales, que es a la que se refiere generalmente la gente y los medios de comunicación cuando dice “Drogas”, incluye por ejemplo la Marihuana, Cocaína, Pasta Base, LSD, Éxtasis, etc.

El Alcohol por ejemplo se sitúa entre medio de las Drogas Legales e Ilegales, pues es solo legal para los mayores de 18 años e Ilegal si la consumen los menores.


Por último existen otro tipo de productos como la nafta, pegamentos, perfumes o removedores de pintura, que si bien tienen determinados fines industriales o comerciales, suelen ser utilizados como Drogas.

Como se ve, la clasificación social de las drogas es amplia y móvil según sean las leyes que nos rijan.

Para llegar a esta situación actual, que por otro lado está bajo la permanente discusión de la legalización o no de las Drogas, debió pasar mucho tiempo. Fue en 1909 cuando se reúnen en Shangai por primera vez 13 naciones para discutir sobre la legalidad o no de las drogas, (sobre todo del Opio). 

Así las cosas el 23 de enero de 1912 se firma en la Haya el primer tratado de peso internacional que tuvo como objetivo “Procurar la supresión progresiva del abuso del opio, de la morfina, de la cocaína, igualmente que de las drogas preparadas o derivadas de esas sustancias que den lugar o puedan dar lugar a abusos análogos; Considerando la necesidad y el provecho mutuo de un acuerdo internacional sobre ese punto...”

El tema quedó así planteado: Las autoridades nos dirían cuales son las Drogas Legales y cuales la Ilegales.

Las reuniones internacionales sobre este tema continuaron hasta que el 30 de marzo de 1961, en Nueva York la Asamblea General de Naciones Unidas crea la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, organismo que determinará de acuerdo a determinados principios cuales son las sustancias de libre circulación y las que no.

Esta Junta, que aún funciona actualmente con sede en Viena, tiene cuatro listas de Drogas. La lista Uno agrupa las drogas totalmente prohibidas, y por lo tanto consideradas hoy ilegales, las listas 2,3,y 4 agrupa aquellas que pueden comercializarse bajo acuerdos de gobiernos.

Pero ¿Cuál es la Vara con la cual la Junta de Fiscalización distingue una droga legal de una ilegal?.

Para poder hacer esto se solicitó a la Organización Mundial de la Salud la sugerencia de criterios fundamentados científicamente que ayuden a la realización de esta distinción, quien elevó a la Junta de Fiscalización los siguientes Ítem, y que son lo que hoy regulan esta distinción:

1.- La sustancia debe tener la capacidad de producir un estado de dependencia y debe estimular o deprimir el sistema nervioso central, provocando alucinaciones o perturbaciones de la función motora, del juicio, del comportamiento, de la percepción o del estado de ánimo.-

2.- El uso indebido de la sustancia debe producir efectos nocivos similares a los causados por una sustancia ya incluida en una de las Listas.

Antes de seguir adelante, definamos ahora los distintos tipos de relación que una persona puede tener con las Drogas desde la perspectiva del consumo. Como dijimos las Drogas en si mismas no son ni buenas ni malas. Lo  que conviene delimitar entonces es cuales son las diversas alternativa que una persona tiene en relación con el consumo de sustancias, y una vez precisado esto determinar cual de ese tipo de vínculo deberíamos intentar prevenir.

La primera y más común de las relaciones persona-sustancia es la de USO de drogas. Si yo digo por ejemplo: “Me duele el estómago, debo tomar un analgésico”, o “estoy algo cansado de manejar, en la próxima estación de servicio bajo a tomar un café para despabilarme”, estoy haciendo referencia al Uso de sustancias.

Una es un medicamento, y la otra una droga propia del café. El Uso de drogas no es otra cosa que el consumo de sustancias en contextos absolutamente normalizados y reglados culturalmente.

El Abuso de Drogas aparece cuando la persona  a pesar de tener problemas sociales, legales, o adaptativos de cualquier tipo persiste en el consumo de sustancias pudiendo no hacerlo. “Por las dudas tomare pastillas para dormir”, “Se que unas copas mas me traerán resaca pero siempre me gusta hacerlo los
fines de semana”, “Seguir fumando marihuana no me hará nada, aunque reconozco que me causa problemas para cumplir con los estudios” son alguno ejemplos del Abuso de Drogas.

Y por último la Dependencia aparece cuando la persona siente que no puede vivir sin consumir drogas, y cuando aparecen claros problemas relacionales, quizás judiciales, y siempre psicológicos y físicos. Dos elementos marcan objetivamente que se está bajo la Dependencia de Drogas, estos son la Tolerancia a la Droga (cada vez necesito mas para conseguir el mismo efecto), y el llamado Síndrome de Abstinencia (conjuntos de síntomas que aparecen cuando la droga no está y el organismo la requiere).

Si bien el resumen de lo dicho trata de ser lo mas ceñido a la visión contemporánea de estos temas, también es cierto que hay muchos puntos grises sobre los cuales no se puede ser exacto.


Las Drogas y sus Consecuencias

De ahora en adelante, cuando hablemos de Drogas nos estaremos refiriendo tanto a las Drogas Legales como a las Ilegales, salvo aclaración de por medio.  
El consumo de drogas se explica sencillamente por lo efectos que produce, pues por lo general todo aquel que las ingiere o suministra lo hace esperando conseguir de ellas algún efecto especifico.

Lo dicho también tiene sus excepciones. Por ejemplo alguien puede tomar un

vaso de vino o una cerveza solo porque le resulta atractivo su sabor, y no necesariamente porque se encuentre a la búsqueda de un efecto, por ejemplo, deshinibitorio.

Cuando alguien toma alcohol con el objetivo especifico de desinhibirse o arriesgarse mejor a una situación, seguramente esta ingresando a una franja problemática de su conducta.

Lo mismo pasa con el tabaco por ejemplo. Puede que alguien lo fume porque le resulta atractivo su gusto, por su sabor. Pero cuando quien lo hace liga el acto de fumar y los efectos de la nicotina a una búsqueda de tranquilidad por ejemplo, seguramente el tabaco ha comenzado a ser para el un problema.
Con las Drogas Ilegales siempre pasa que quien las consume lo hace buscando su efecto. Nadie aspira cocaína para sentirle el olor, ni fuma marihuana para saborear su gusto.

 El uso de la droga ilegal se caracteriza por la búsqueda de sus efectos. De esta manera, y dicho en el código del consumidor, se espera que la droga “pegue”, de resultado, rinda efecto.

La Cocaína es un potente
Estimulante
Es tan importante el efecto de la Droga que una de las formas de clasificarlas es justamente por lo que producen. Tres ítem tiene esta clasificación: Estimulantes del Sistema Nervioso Central, Depresoras del Sistema Nervioso, y Alucinógenas.

Mas allá de esta distinción de los efectos, lo cierto es que el efecto de las Drogas tienen consecuencias no solo en los individuos que las consumen  sino también en las personas con las cuales ese individuo se relaciona, y con su medio social circundante.

Por ello si bien drogarse es un acto privado, las consecuencias que puede ocasionar este acto muchas veces generan problemas públicos. Es mas, si las drogas no implicaran consecuencias en el terreno de lo público muy probablemente no serían reconocidas como amenaza por mas deterioro que a la larga produzcan en quienes las consumen.
El alcohol aunque primero deshinibe, es una
droga Depresora del SNC


Pensemos por ejemplo en el tabaco. El cigarrillo no causa un desajuste evidente en el comportamiento del fumador, pues este puede trabajar, estudiar, conversar lúcidamente, y llevar una vida normal y adaptada. Por otro lado las consecuencias dañinas que a la larga sufre el fumador en su salud están comprobadas y son absolutamente reales. Mucha gente muere producto de las consecuencias que en su vida acarrea el tabaco. Sin embargo la nicotina no vuelve a nadie peligroso ni amenazante para otros. No es una droga que produzca un claro desajuste social.

Si bien ahora hay todo un movimiento anti-tabáquico en la sociedad, a nadie se
le ocurriría señalar con el dedo o denunciar a quien fume su cigarrillo en un lugar abierto, una plaza por ejemplo. Sin embargo si sería mucho más provocativo  y peligroso que alguien este aspirando cocaína en esa misma plaza.

La diferencia no radica tanto en que una droga sea más dañina que otra, sino en que una causa desajustes conductuales y sociales muchísimo más evidentes que otros.

Caso curioso es el del alcohol. Por ser una droga aceptada socialmente es como si la sociedad ha perdido conciencia de las graves consecuencias que acarrea su consumo irresponsable. Sin embargo la relación exceso de alcohol y violencia o accidentes es altísima.

Por lo tanto las Drogas legales no son necesariamente más inofensivas o menos dañinas que las Ilegales.

Lo que sí pasa, y esto es algo evidente, es que las drogas ilegales por su propia naturaleza de ilegalidad no reciben en absoluto ningún control de calidad, ni recomendaciones para su uso. Esto hace que nadie sepa a ciencia cierta que es lo que en realidad consume quien dice aspirar cocaína, pues aunque sin duda esa sustancia se encuentra en el polvo blanco que el consumidor aspira, hay también otras sustancias e ingredientes que hacen al “corte” de la droga, y el cual es imposible de identificar.


¿Porque Prevenir la Drogadependencia?

Nadie pone hoy en discusión que la Drogadendencia es un  problema clave en nuestras sociedades modernas. Mas allá  que la historia nos  cuente que en
toda sociedad siempre hubo consumo de sustancias psicoactivas, es cierto que en este momento histórico las Drogas establecen un problema individual, social y familiar particular.

Por otro lado también es cierto que la Drogadependencia es una típica hija de nuestra sociedad de consumo que privilegia de manera significativa el placer. Pues las Drogas son consumidas generalmente como elemento de placer. Ningún consumidor toma Drogas con el propósito de sentirse mal.

Por otro lado sin bien las Drogas afectan a toda la población, ellas se distribuyen de distinta manera según sea esa población. Entre los hombres adultos la adicción mas común es el alcoholismo, entre las mujeres adultas el uso indebido de psicofármacos, y sobretodo son los adolescentes y jóvenes donde mayoritariamente se instala el consumo de marihuana, cocaína, e inhalantes.

La distribución anterior es absolutamente “salvaje” y en realidad simplemente se refiere a las grandes tendencias de la distribución del consumo de sustancias, pues el alcoholismo en la juventud se está instalando con fuerza, y el consumo de drogas ilegales entre los adultos también es una realidad indiscutible.

Quienes realizan trabajo de rehabilitación en Drogadependencia pueden dar claro testimonio de los estragos que el abuso y la adicción a sustancias causan en la vida de una persona.

Esos daños no solo son físicos, sino también psicológicos y sociales, pues al afectar la conducta de una persona generan consecuencias impredecibles en
quienes rodean al consumidor.

Existe toda una discusión que ahora no viene al caso, acerca de si los problemas asociados al consumo de drogas son causas o consecuencias de esta. La Violencia, el Maltrato, el Ausentismo Laboral, el Abandono Escolar, Problemas Físicos generadores de importantes impedimentos, la Perturbación del Desarrollo Emocional, distintos tipos de complicaciones Psiquiátricas y Psicológicas, el Malgasto de Dinero, La Delincuencia,  la Disolución Familiar, etc etc. son algunos de los típicos problemas a los cuales se encuentra asociado el abuso de Drogas.

Por ello la Prevención de este problema es hoy una de las alternativas más válidas para encararlo, pues se supone que si esta da resultado mucha gente no sufrirá las consecuencias propias del consumo de sustancias.


Antecedentes de la Prevención de Drogas

Focalicemos primeramente el tema. Las Drogas generan problemas en dos grandes frentes  a saber: el de la Oferta y el de la Demanda.

La Oferta de Drogas nos abre a temas como el Narcotráfico, Lavado de Dinero, Mafias, Elaboración de Sustancias. etc. etc.  Si bien estos temas son importantes conocerlos aunque sea superficialmente, no hacen específicamente al tema de este curso de Prevención.

Por otro lado la Demanda de Drogas se abre principalmente hacia tres temas: Prevención, Asistencia, y Reducción del Daño.

La Asistencia se refiere principalmente a las acciones a seguir desde la perspectiva de la educación y la salud con aquella población que manifiesta tener problemas con el consumo de Drogas. El Objetivo Ideal de toda estrategia Asistencial de la Drogadependencia consiste en brindar a la persona en problemas una alternativa de vida que le permita reinsertarse en la sociedad habiendo abandonado el consumo de sustancias.


La Reducción del Daño, es una estrategia de acción, sumamente polémica, y mucho mas moderna que la Asistencia (aunque a ciencia cierta implica un nivel de asistencia también), y que se ha sido desarrollada en distintos países  entre los cuales se encuentra Argentina. 

Su objetivo principal es disminuir las consecuencias colaterales al consumo de Drogas, sobre todo la difusión del HIV y la conducta violenta. Bajo el título de  Reducción del Daño se promueven por ejemplo programas de reparto de jeringas y material descartable, profilácticos, y hasta lugares seguros sanitariamente donde el adicto puede ir a inyectarse.

La Prevención de la Drogadicción, y nos estamos refiriendo aquí a lo que se denomina Prevención Primaria, que básicamente consiste en el conjunto de acciones que se llevan adelante para impedir que la población sobre la que se interviene ingrese en el abuso de Drogas Legales y en el uso de las Ilegales.

Aquí nos encontramos con un nuevo problema, y es el de los distintos enfoques que se tiene de este asunto, los diversos paradigmas, los diferentes modos de entender el problema de las Drogas y por lo tanto el qué debe hacerse ante este problema.



Enfoques (Helen Nowlis)

Si bien estos paradigmas son muchas veces complementarios, también es cierto que se los suele identificar en muchas discusiones dentro de argumentos contrapuestos.

A-  LA DROGA COMO UN PROBLEMA JURÍDICO-MORAL

Desde este modelo se busca encarar el problema de las Drogas desde un
esquema normativa y regulador a través de diversas leyes. La Prevención estaría aquí asentada en la capacidad del Estado de controlar el origen, producción,  y distribución de  sustancias. Esta visión pone en marcha estrategias de intervención sobretodo represivas, y contribuye a la percepción social del adicto como delincuente.



B-   LA DROGA ES UN PROBLEMA MÉDICO-SANITARIO.

Esta perspectiva del problema entiende que la principal y única cuestión
a resolver es aquella referida a la relación individuo-sustancia. De esta manera la Drogadicción es una enfermedad genética o mental. 

Históricamente esta manera evolucionó desde una perspectiva “biológica” a una mas bien “siquiátrica”.  En la década del 60 y 70 a lo que se apuntaba era solo a desintoxicar al adicto, luego, cuando se vió que el drogadependiente continuaba su consumo se explicó esta conducta echando mano de distintas rotulaciones diagnósticas que calificaban al adicto como un perverso, un psicópata o un psicótico. De esta manera el adicto era “Psiquiatrizado”, es decir abordado como un paciente psiquiátrico más.

         C- LA DROGA COMO UN PROBLEMA PSICOLOGICO

Este modelo entiende la drogadependencia como un síntoma que se
explica en virtud de la historia individual del individuo, y que juega a favor de su adaptación a las tensiones del medio en el cual vive. La conflictiva que explica la aparición de la drogadicción debe resolverse primero, y en esto consistiría la “cura” de este problema.


D-   LA DROGA COMO UN PROBLEMA BIO-PSICO-SOCIAL.

Esta visión, que ha integrado mucho de los conceptos anteriormente mencionados propios de los otros paradigmas. Entiende el problema de las drogas como multicausal incorporando en su visón los problemas
orgánicos  vinculados al consumo de drogas, la historia individual y familiar del sujeto, y el contexto cultural en el cual esta persona vive.

Entiende la drogadependencia como un fenómeno complejo netamente condicionado por la manera en la que el entorno social califica al problema de las drogas, y supone que la drogadependencia va mas allá de un problema planteado entre el individuo y la sustancia, sino que también implica cuestiones formativas, educativas, conductuales e ideológicas.


Del Enfoque a la Forma de Intervención Preventiva

Estos enfoques planteados se traducen en acciones concretas a la hora de planificar un Programa de Prevención de la Drogadicción. Cuanto mas limitado o específico sea el enfoque, mas puntual será el foco de intervención. Y por el contrario, cuanto mas amplio, general y abarcativo, sea la perspectiva desde la que definamos al problema, mas amplio será también el campo de intervención.

Aparece aquí otra importante clasificación ordenadora de las distintas Formas de Intervención Preventiva a saber:

A-                          La Prevención “Específica”


B-                          La Prevención “Inespecífica”

Aunque ambas Formas tienen puntos fuertes y débiles, es la “Inespecífica” aquella que aparece hoy en día como la mas recomendada a raíz de la efectividad y eficiencia que supone.

A continuación, mediante un cuadro comparativo, se presentan estas dos distintas “Formas” de encarar la Prevención de la Drogadependencia.

Prevención Específica
Prevención Inespecífica
Es parcial, destinada a puntos definidos y concretos (p.e. mucha información sobre drogas)
Mantiene una perspectiva Global, entiende que el problema va mas allá de las sustancias. Intenta abordar todo el fenómeno.
Entiende el fenómeno como Lineal, tipo causa-efecto.  “Sabes de cocaína – No tomaras cocaína”
Multicausal. Supone que el individuo está cruzado por muchas mas variables que la información que maneja
La drogadicción es un problema “individuo – sustancia”
La drogadicción es un problema vinculado a determinadas filosofías de vida.
Es a-histórico. No se plantea relatividad en el problema, está condicionado por el enfoque Jurídico-Moral.
Aborda la cuestión desde la relatividad del la historia (tiempo-espacio)
Es Medible, Concreto, Puntual. Interviene sobre factores de riesgo precisos.
Es subjetivo, de difícil medición, no permite cuantificar ni evaluar factores de riesgo específicos sobre los que se quisieron intervenir.
Implica intervenciones muy acotadas en el tiempo.
Privilegia modelos de intervención continua.
Se basa fundamentalmente en la figura del especialista que es quien maneja la “verdadera” información.
Se basa en la dinámica del grupo sobre el que se interviene. Privilegia los recursos con los que cuenta la población con la que se trabaja la prevención
Supone que los cambios en la conducta buscados surgirán por la información brindada y por la autoridad de quien los suministró.
Supone que los cambios en la conducta buscados surgirán por nuevos contextos de convivencia que favorecerán la evitación del consumo de drogas.
Sus contenidos están “cerrados” de antemano. Se sabe que se va a decir.
Los contenidos son “abiertos” a la cambiante necesidad de la población sobre la que se interviene. Se sabe que se va a hacer.

Como se ve, ambos modelos de intervención son muy diferentes, ya que ubican al Preventor y a la Población sobre la que se Interviene en posiciones absolutamente diferentes.

Lo cierto es que estos modelos llevan ya mucha historia de desarrollo, y que hoy en día de alguna manera tienden a complementarse.


Algo de Historia sobre los Modelos Preventivos

Desde la década del 60 se vienen realizando diversos intentos con el objetivo de reducir la demanda de drogas (prevención primaria).  Aquellos años donde los morfinómanos,  heroinómanos, y consumidores de anfetaminas comenzaban a ser todo un problema social en EEUU, surgió la primera “estrategia” preventiva: Suministro de Información.

Esta estrategia tenía como finalidad brindar la mayor información posible sobre las características de las drogas y sus consecuencias. Se partía del
Prevenir no es solo Informar
presupuesto ingenuo de que si una persona sabía mas de drogas iba a modificar su conducta de tal manera que las iba a evitar. Los métodos propios  esta modalidad eran las “charlas”, presentación de sustancias, dramatización de las consecuencias del uso, posters, etc.

Las estrategias informativas fueron y son utilizadas casi en todo lugar donde se diga que se llevan adelante intervenciones de prevención del uso de drogas. La deficiencia típica de este modelo radicaba en que se traducía en intervenciones esporádicas y atada a la figura del experto. Las demanda también eran improvisadas y nadie se detenía en su análisis.

También se ha criticado esta estrategia en el sentido de que puede aumentar la curiosidad sobre lo presentado como lo “prohibido”, y que muchas veces degenera en un tipo de información demasiado dramática (y por lo tanto no siempre creíble) que el mundo adulto tiene sobre las drogas y su uso.

Si se le ha reconocido a esta estrategia la virtud de bajar la ansiedad propia de quienes desconocen aspectos elementales de las drogas, y así posibilitar al complementación de este método con otros mas integrales.

También el suministro de información genera sensibilidad al problema, y ayuda a comunicar de manera explícita la posición que las instituciones tienen respecto al consumo de drogas.

Un slogan para este modelo es “La Ignorancia Mata... Informate Sobre las Drogas”


Una segunda estrategia denomina:  “Educación Afectiva”.

Esta modalidad apunta básicamente a trabajar aspectos intrapersonales que se supone favorecerían el no consumo de drogas. Sus objetivos básicos son: Incrementar la Autoestima a efectos de que la persona no elija “degradarse” en el consumo de sustancias. Fomentar la responsabilidad en la toma de
decisiones, y el crecimiento interpersonal. Los métodos clásicos de este enfoque implican el trabajo en grupos, y diversas actividades experienciales tendientes a fomentar el crecimiento personal y el cuidado propio y de los demás.

Esta modalidad incluye poca o nula información sobre drogas, y parte del presupuesto de que cuanto mas se valore a si misma una persona menos se expondrá al consumo de sustancias. Para esto, mediante ciertos presupuestos del enfoque cognitivos se trabaja sobre los aspectos del autoconococimiento y aceptación de uno mismo.

Este método fomenta el desarrollo de la comunicación interpersonal, y la resolución de conflictos internos básicos que de otra manera contribuirían en el inicio del consumo como una vía de escape a los mismos.

Un slogan que podría resumir este método es “Vos vales... no te Drogués”.


Un tercer camino que siguió el desarrollo de estrategias alternativas, estuvo signado por la “Generación de Alternativas”.    Este método entendía que por mas que las personas estén informadas sobre drogas, y con una alta valoración de sí  mismas, necesitaban saber qué hacer en vez de no drogarse. 




Aquí la droga era entendida sobre todo como una escapatoria no a los conflictos internos sino mas que todo como una alternativa lúdica en una sociedad que se presentaba aburrida para los adolescentes y jóvenes.

Se comenzó a plantear no solo que a la droga se le debe decir “no”, sino también en que hay que saber y conocer a qué cosas hay que decirle “si”.  Aquí se sigue trabajando con temas de autoestima, y autoconfianza, pero fundamentalmente se agrega el abrir alternativas al consumo, reducir el aburrimiento y la alienación, e incluir a las personas en actividades creativas, sanas, solidarias y participativas.

Son estas estrategias de EEUU y Europa de la década del 70-80, donde surgen con fuerza las Asociaciones Juveniles, actividades recreativas, participación en proyectos sociales, orientación vocacional, etc.

Quizá el modelo mas tipo de esta estrategia está dado por la alternativa del slogan “Deporte o Droga” por ejemplo.

Entramos ahora a la cuarta estrategia: “Habilidades de Resistencia”.  Este
modelo entiende que por mas que las personas sepan sobre drogas, se quieran a si mismas, y sepan que hacer en su tiempo libre, siempre van a estar expuestas a los riesgos del consumo en virtud de la alta presión de grupo y social sobre este tema.

Estamos aquí en la década del 80 o 90 según el desarrollo que las drogas alcanzaron en cada país. La presión de la oferta es mas alta que hace 20 años y drogadicción y marginalidad dejaron de ser sinónimos. Ya queda claro que cualquier persona está expuesta en distintas etapas de su vida a la tentación del consumo o exceso de sustancias.

La prevención encara esta realidad elaborando técnicas de trabajo que ayuden a incrementar la resistencia frente a la presión e influencia social para el consumo de sustancias. Es la época del famoso slogan “Solo dí No”.

Se supone que por mas que una adolescente viva una vida en convencimiento del no consumo de sustancias, se encontrará mas de una vez ante la alternativade consumirlas simplemente porque es invitado a ello. Obviamente estamos hablando de sociedades donde el consumo está masificado en gran
Nancy Reagan, ex primera dama
de EEUU hizo famosa la frase
Solo Dí Que No
manera.

Las estrategias aquí pasan por el entrenamiento a resistir la presión de grupo, ensayar situaciones problemas y resolverlas, saber decir No sin marginar ni sentirse desvalorizado. También se trabaja con situaciones donde se ejercita a la persona en saber defenderse de conductas que pueden ser riesgosas, como por ejemplo subir a un automóvil donde el conductor ha bebido demasiado.

Esté método es uno de los que mas documentación tiene probando su efectividad en la prevención primaria.

El slogan típico de esta estrategia es el ya mencionado “Solo dí No”.


Por último, la quinta y mas actual estrategia preventiva es la conocida como “Entrenamiento en Habilidades Personales y Sociales”.  

Este método intenta enseñar habilidades genéricas que pueden ayudar al individuo a enfrentarse a la vida individual y social. A diferencia del anterior, que solamente instruía en como defenderse de situaciones problemas ligadas a drogas, este modelo intenta adentrar en todo lo que sea toma de decisiones responsables, autoestima, asertividad, afrontamiento adaptativo, superación del stress, etc etc.
PONE ME GUSTA, Programa de Prevención en
Habilidades para la Vida que implementamos en Córdoba
desde SEPADIC.  CLICK AQUI

Básicamente se basa en el enfoque cognitivo conductual y racional emotivo.  Es la mas “inespecífica” de las estrategias mencionadas, y supone que la drogadicción es producto entre otras cosas de un aprendizaje social equivocado.

En su implementación se está previniendo no solo la drogadicción sino también toda conducta que genera un desajuste social limitante para el desarrollo de los individuos.

Un slogan de este método podría ser “Solo se Trata de Saber Vivir”.


Final:

En síntesis, el problemas de las drogas tiene mucho de construcción social y problemática individual. No es un asunto sencillo.


Por ello, problematizarlo, y observarlo desde una perspectiva histórica, es una buena manera de ir construyendo un juicio crítico sobre la cuestión de las drogas y sus diversos usos y definiciones.