Adopción y Adicción


Adopción y Adicción (2004)


Autor:  Juan Carlos Mansilla
Psicólogo.
Presentado en el Congreso del National Hispanic Science Network (NHSN)
Miami.EE.UU. 
Setiembre de 2005.
E-mail; juanenlinea@gmail.com
Twitter: @juanenlinea



Introducción:


Todas las familias se enfrentan a situaciones y crisis que, en el marco de su crecimiento suponen una puesta a prueba de sus recursos y posibilidades de adaptación, cambio y superación. 

Sabemos que el consumo de drogas es justamente un desafío para la familia contemporánea, y por eso es ella un campo importante
donde aplicar estrategias y técnicas de prevención y también un recurso esencial para que todo tratamiento de rehabilitación de las drogas llegue a buen puerto.


Sin embargo no todas las familias son iguales, ni todas poseen los mismos recursos o deben enfrentar los mismos desafíos. Toda familia, como cualquier sistema vivo, tiene su identidad, su individualidad y sus características únicas.


Así también las familias adoptivas, entendidas como aquellas que han adoptado por lo menos a uno de sus hijos, si bien pueden diferenciarse entre sí de manera clara y precisa, tienen en común el hecho de la adopción y esto las coloca en un plano, una categoría diferenciada. 

Hay familias biológicas, uniparentales, con padres / madres de diferente sexo, o del mismo sexo. Familias ensambladas, transculturales, y también familias adoptivas.

Tomado de https://cristisr.files.wordpress.com



No existe una tipología acabada sobre formas de familias, pues este núcleo social sigue siendo básicamente creativo y cambiante según la cultura, la región y la época.



Objetivos:


En este trabajo nos vamos a adentrar en un tipo de estas familias, la adoptiva, y lo vamos a hacer tomados de la mano de la drogadependencia, a efectos de plantear algunos interrogantes comunes a los que la experiencia clínica nos lleva con este tipo de familias. 

El objetivo de este estudio de acercamiento a las dificultades que
presenta a los terapeutas el trabajo con las familias adoptivas con hijos adictos es intentar descifrar algunas claves y posibles estrategias que nos permitan trabajar con este tipo de familias de mejor manera, y con mayor confianza.

La Adopción no es en la mayoría de los casos una elección fácil ni la primeramente buscada. Quienes se enfrentan ante la posibilidad de la Adopción lo hacen la mayoría de las veces porque se encuentran frente a una dificultad biológica para la procreación, la cual supone un riesgo de vida a la potencial mamá, o por una imposibilidad para la reproducción de uno o ambos miembros de la pareja. 

La adopción también se observa, aunque en menor medida, en parejas que teniendo o pudiendo tener hijos, asumen esta vía de incorporación de otro hijo como un acto comprometido y solidario. 

Por último vemos que es la adopción la única alternativa para las parejas homosexuales dispuestas a tener hijos, o para las personas solas deseosas de desarrollar su paternidad / maternidad.


Sin embargo la razón mas destacada en frecuencia es por lejos, la de aquellos padres que se deciden por la adopción como una alternativa a lo planteado por una dificultad biológica para la procreación. 


Por lo tanto, esta elección vital y que cambiará el rumbo de la vida de quienes la realizan y de un tercero, se encuentra íntimamente ligada a situaciones de imposibilidad y muy probablemente a sentimientos de limitación, impotencia, y frustración.


Método:


Podemos observar familias desde distintas perspectivas y con distintos lentes. La Terapia Familiar Sistémica nos ofrece algunas alternativas para este ejercicio, y nos facilita también diversos conceptos para ordenar la información surgida de la observación.

Entre los distintos Enfoques de la Terapia de Familia, encontramos los llamados modelos Construccionista, y el Estructural. 

Ambos modelos nos resultaron útiles para la creación de este
trabajo pues ayudaron a crear un “mapa” orientador en el ingreso a la realidad vivida por familias adoptivas con hijos adictos.

El enfoque Estructural nos permite proponer una organización a las familias que observamos y el enfoque Construccionista nos permite acercarnos a cómo la familia se ve a sí misma y la forma en la cual comunica esta visión. 

Por ello, entenderemos estos dos enfoques desde sus aspectos complementarios, pues tomaremos a ambos como fuente de conocimiento de lo vivido por la familia, y también como guía de caminos de intervención a la misma.


La fuentes de información que tomamos para la elaboración de este trabajo son en parte nuestra experiencia clínica de 14 años en el trabajo con familias de adictos, tiempo en el cual el contacto con familias adoptivas no fue poco frecuente.


Para este trabajo se entrevistaron específicamente a 17 terapeutas que hoy en día trabajan en terapia de familia u orientación familiar en el contexto de programas de rehabilitación, y cuyas experiencias también implicó el abordaje de familias adoptivas.


El trabajo se inscribe dentro del llamado Enfoque Interpretativo de las Ciencias Sociales, pues intenta comprender las motivaciones de
las conductas obervadas. 

Sin embargo el hecho del que el foco esté puesto no directamente en las familias adoptivas con hijos adictos/consumidores de sustancias, sino las dificultades percibidas por los terapéutas que trabajan directamente con estas familias, vuelve a este estudio particular, conviertiéndolo en un estudio Interpretativo Indirecto.


Se realizaro una Entrevistas Semicerradas a terapeutas que trabajan con familias adoptivas en proceso de tratamiento por adicción a drogas en algún hijo adoptivo. 

En ellas las preguntas que guiaron estas entrevistas fueron:


* ¿Se perciben diferencias generales entre Familias Adoptivas y Familias Biológicas ?

* Los padres Adoptivos y los Biológicos ¿Funcionan distinto en el
proceso terapéutico?

* Los abusadores / adictos, (hijos biológicos., o hijos adoptivos.) ¿Evidencian un proceso terapéutico diferente ?

* ¿El papel de la familia extensa es similar en los dos casos?

* El Terapeuta debe tener algún cuidado especial en el abordaje de Familias Adoptivas?



Como se observa, el sentido de las preguntas guarda una continua relación comparativa entre las familias biológicas y las familias adoptivas. 

Esto fue así ya que se partió de la realidad de que los terapeutas entrevistados tenían un trato mucho mas frecuentes con familias biológicas y que los grupos que coordinaban, ya sea de padres, hermanos, o consumidores / adictos eran también en su gran mayoría conformado por miembros de familias de esta categoría.


También se tomo como fuente de información textos clínicos de quienes trabajan con familias adoptivas por una parte, y de quienes trabajan con familias de adictos por otra.



Proceso de Cambio en Tratamiento de Familias con miembros Adictos.


Ubiquemos ahora en la familias con algún miembro drogadependiente, que se encuentran en proceso de tratamiento. 

Aquí es posible observar hacia donde se dirige el proceso de cambio en estas estructuras familiares que a partir del encuentro terapéutico resultan perturbadas generándose así las posibilidades
del Cambio.


Siguiendo el mapa de la estructura familiar decimos que estas familias tenderán a modificar su Jerarquía, ya que el esquema de distribución de poder y mecanismos de toma de decisiones son propios a replantearse en disfunciones de este tipo. 

Por otra parte también se definirán nuevos Límites y Fronteras dentro del sistema familiar, puesto que muy probablemente se establezca una nueva normativa a conductas internas, y se tracen con mas fuerza los contornos de los subsistemas por ejemplo parentales y fraternos. 

Las Alianzas y Coaliciones dentro de la familia también sufrirán modificaciones en esta experiencia de cambio, estableciéndose
nuevos vínculos internos a través del surgimiento de interacciones novedosas o por la ruptura de estilos de relaciones ahora no deseados.


Por último, para que esta lectura sobre los cambios producidos tenga sentido y pueda ser mantenida en el tiempo, es necesario que la Visión del Mundo propia de la familia y de sus integrantes sufra modificaciones que apuntalen los cambios buscados y conseguidos.


Estos cuatro conceptos: Jerarquía, Límites y Fronteras, Alianzas y Coaliciones (componentes estructurales); y Visión del Mundo; son
propicios para entender también el ciclo evolutivo de la familia y las modificaciones que experimentan a lo largo del tiempo. 

Por ello cuando aparece el consumo de drogas, y se convierte en un síntoma crónico es posible observar modificaciones en la manera de percibir el mundo y nuevas disposiciones de sus componentes estructurales.



La Adopción y sus Consecuencias:


La Adopción , al igual que un nacimiento, conlleva profundas consecuencias en la vida de sus participantes. Veamos algunas de ellas a partir del mapa conceptual recién planteado.


El hecho de la adopción es en si mismo un hecho reparatorio. Implica ir al encuentro de alguien que se encuentra en situación de abandono y por lo tanto en desventaja y minusvalía.

 Por otro lado implica un intento de solución al dolor que supone la mayoría de las veces una imposibilidad biológica. Mas allá de que la adopción sea una acto de amor, es también un acto reparatorio de un dolor y fundante de una esperanza.


De esta manera es común observar en los padres adoptivos un esfuerzo por evitar de manera marcada cualquier huella de dolor o frustración en el hijo adoptado, pues se espera que el acto adoptivo sea una especie de “cura” a situaciones no deseadas tanto por el niño, como por los padres.


Una manera de cumplir con ese deseo reparatorio consiste para los padres, en entenderse como instrumentos para evitar mayores frustraciones a los deseos del hijo. 

De esta manera nos encontramos ante situaciones de sobreprotección por parte de padres que buscan cumplir su
cometido. Es como si en el acto de la sobreprotección los padres buscaran extender el primer sentimiento de acoger al niño abandonado.


Sin embargo sabemos que este tipo de conducta, por mas que esté fundada en sentimientos genuinos y de buena intención, generarán claras dificultades para el crecimiento afectivo y social del niño, pues le impedirán afrontar por sí solo situaciones problemática acordes a la esperables a su edad, o le evitarán vivir experiencias de frustración esperables y necesarias para el desarrollo de la madurez.


Así los padres adoptivos pueden encontrar especial dificultad para posicionarse como autoridad para con sus hijos, ya que puede que entiendan que su función consiste a veces en dar, otras en proteger, y siempre en salvar.


Es común encontrar en la literatura que habla de padres adoptivos referencias al intento de estos de borrar las huellas del abandono que marcó el primer contacto con el hijo. 

Al entender al hijo como alguien abandonado lo ubicaron en una posición en la cual necesita continuamente ser fortalecido por expresiones de afecto y cobertura, a fin de que no sienta ahora ese
abandono, sino por el contrario la cercanía de estos padres que en verdad lo quieren.


Estos intentos en transmitir continuamente un mensaje de protección, hace que difícil a estos padres conjugarlo con el lenguaje de la autoridad dentro del grupo familiar. Pues el ejercicio de la autoridad a veces consiste en poner distancia y marcar diferencias a fin de afirmarse en un lugar jerárquico superior.


Los padres adoptivos parecen encontrar serias dificultades para encontrar ese lugar y sostener esa posición. La figura del padre, que en nuestra cultura está mas referida a la idea de la ley dentro del
hogar, puede que se encuentre ante un sentimiento poco claro de autoafirmación de ese lugar. Como si la incapacidad biológica de tener hijos de la pareja, o la necesidad de reparar continuamente el abandono al cual fue expuesto el hijo, descalificarían a papá para ocupar un rol de autoridad.


En este sentido es observable que la llamada “hostilidad de la figura paterna” es mas común de ser encontrada en padres biológicos que en papás adoptivos.


El desarrollo de un niño dentro de un seno familiar con dificultades para el ejercicio de la autoridad puede generar en él la posibilidad de manipuleo y el surgimiento de una accionar despótico donde sea la regla el que los padres cumplan con todos sus gustos.


Por otro lado, y quizá en correlación con lo mencionado se suele en las madres adoptivas una tendencia a la polarización de su comportamiento. 

Esto significa que la misma mamá a veces aparece como rígida y autoritaria, y otras como manipulable y condescendiente. Es como si muchas madres buscaran continuamente una posición de firmeza, pero a la vez se encontrarán en una actitud de debilidad frente a sus hijos.


Pasando al tema de las Alianzas y Coaliciones en la familia, vemos que los hijos adoptivos son descriptos como poseedores de una sensibilidad especial a situaciones reales o potenciales de abandono, lo cual facilita una conducta reactiva que contribuye a generar mayor dependencia hacia los padres. 

La experiencia clínica nos señala que en estas familias el lugar y peso de la familia extensa suele encontrarse mas debilitado que en la familia biológica. Y cuando aparece lo hace mas tardíamente. Es como si la familia extensa necesitara de mas tiempo para asumir, aceptar y encontrar su rol frente al niño adoptado.


Esto colabora con la formación de un vínculo mas fuerte entre los miembros de la “familias nuclear”, y ayuda al establecimiento de alianzas mas fuertes en estos niveles.


Muchas veces aparece el problemas del ocultamiento del origen de la adopción por parte de padres que deciden no develar esto a sus hijos, o demorar esta información demasiado tiempo. Cuando esto se produce, la familia extensa suele aparecer como una amenaza, pues ella es vista como una posible develadora de una verdad que prefiere ocultarse. Los vínculos en el núcleo familiar entonces aparecen mas cristalizados.


Las alianzas también se solidifican como una respuesta al sentimiento de abandono al que hicimos mención, pues esa desprotección temprana, es probable que a lo largo del tiempo se traduzca en un excesivo apego posterior, donde la relación madre-hijo o padre-hijo aparezca con superlativa fuerza.


En relación a los Límites es observable que los padres adoptivos encuentran mayor dificultad para poner límites a sus hijos, y/o que estos últimos asuman a lo largo de su crecimiento una actitud mas desafiante a la autoridad paterna.


Todos los terapeutas entrevistados coincidieron en que si bien el aprendizaje de la puesta de límites por parte de los padres a las c
onductas transgresoras de los hijos son parte de todo proceso educativo de padres de adolescentes adictos, los padres adoptivos muestran una mayor dificultad para instrumentar dichos límites.


Obviamente que esto se relaciona con la dificultad de estas familias para instaurar una jerarquía clara. Parecería que algunos padres no se sienten con “derecho” a imponer con claridad las reglas que deben regir el “juego” de la convivencia en el hogar. Es como si ellos mismo no asumieran su posición de padres en razón de no ser los padres biológicos.


Los hijos por otra parte asumen sobre todo en la adolescencia una necesidad de “poner a prueba” a sus padres, a través de conductas manifiestamente desafiantes que al no encontrar del otro lado freno ni contención se cristalizan en disfunciones de la conducta posterior.


Echemos un vistazo ahora a las características de las familias de adictos según la descripción de varios autores.


En general se menciona que en las familias donde se instaura el consumo se suelen observar las siguientes características:


•Padre Ausente - Madre Sobreprotectora

•Falta de Jerarquía clara en el sistema familiar

•Padres con importantes fisuras entre la Palabra y la Acción.

•Falta de Comunicación entre sus miembros

•Dificultad en la expresión de los afectos

•Ausencia total o parcial de límites a conductas transgresoras

•Alto grado de incapacidad para ayudarse en situaciones de crisis

•Presencia de secretos patógenos (p.e. Abuso de alcohol u otras 
drogas, abuso sexual y o emocional, adopción)

•Imposibilidad para negociar los cambios que en las relaciones intrafamiliares supone el desarrollo del ciclo vital

•Triangulación de un hijo en los conflictos de pareja

•Amplia contradicción entre la imagen externa y la interna de la familia

•Padres que ante los hijos se descalifican entre sí.

•Exagerada tolerancia y exposición a situaciones de angustia, maltrato o stress.

•Constante clima de inseguridad o amenaza.

•Débil transmisión generacional de Valores y-o Creencias.

•Dificultad para la autocrítica.


•Presencia de recurrente maltrato físico y-o emocional.

•Desacuerdo en los hábitos de convivencia (higiene, horarios, utilización de espacios).


Esa inacabada lista de todo lo que se le atribuye a las familias de adictos cobra especial importancia cuando es observada desde la perspectiva de las familias adoptivas, pues en varios de estas características disfuncionales coinciden.


No estamos diciendo aquí que las familias adoptivas son per se disfuncionales, sino que por su condición de tal aparecen como en mas riesgo de quedar entrampadas en modelos interaccionales que deberían evitarse.


Pero muchos de esos modelos a los que muchas familias adoptivas suelen tender, resultan llamativamente coincidentes con los que se dan en las familias de adictos.


La dificultad para instaurar una Jerarquía clara en la familia, la tendencia a Alianzas reforzadas por secretos, y tabúes, y la
dificultad para poner límites definidos ante conductas transgresoras son características observables en las familias de adictos, pero que se presentan como aumentadas con una lupa cuando éstas son aparte, adoptivas.


Por otro lado vemos que la drogadependencia vuelve particularmente culpógenos a los padres adoptivos los cuales reavivan de nuevo muchos sentimientos de impotencia, e inseguridad propios de los años en los cuales se fue “asumiendo” la adopción.


Es como si los padres volvieran a ver a su hijo desde el lente de la adopción, entendiéndolo como extraño y ajeno a ellos. Lo cual los paraliza y en general los hace revivir los temores de los aspectos genéticos y heredados del hijo, atribuyéndole a estos factores las razones de los problemas de adicción.


Los terapeutas aquí se encuentran ante el desafío de rearmar junto con la familia una nueva “novela familiar” que ayude a sus miembros a dotar de sentido el síntoma “consumo de drogas” y los incluya en la construcción de su historia, donde a través del asumir responsabilidades en cuanto al rol de cada uno en la familia, encuentren alternativas concretas de cambio.


No olvidemos que el hijo adoptivo es vivido por muchos padres como una denuncia a la impotencia y/o infertilidad, y que el retomar este tema de la mano de la problemática de la adicción resulta siempre doloroso, aún en familias que siempre hayan “dicho la verdad” respecto a la historia del hijo.


Por otra parte a veces se observa que el adicto / consumidor
encuentra en el hecho de la adopción un potente justificativo de su consumo. Si bien conviene tomar en serio esta idea, es legítimo también tomarla como un pretexto, un manipuleo afectivo, a fin de quitar el foco de allí y ponerlo en una manera responsable de asumir su condición.


Todo tratamiento por drogas implica ayudar al consumidor a aceptar sus limitaciones, pues es conocido que el pensamiento omnipotente es parte de esta patología. El acompañar al paciente en un proceso de reconocimiento de su situación y búsqueda de identidad e individuación requiere de mayor atención y quizá paciencia si se trata de un hijo adoptivo.


Como se observa entonces, la Adopción y la Adicción se suman y crean un cuadro complejo y complejizante de la realidad en estas familias, y por lo tanto es necesario instrumentalizar estrategias y técnicas de trabajo diferenciadas.



Tips y Recomendaciones a dar en estos casos son:


1.- Mayor tiempo para reincorporar al consumidor / adicto al proceso de individuación.


El adolescente que se encuentra en tratamiento por drogas participa de una serie de espacios donde lo que se trata es de retomar y resolver su proceso de individuación detenido por el consumo de drogas.

Todo proceso de individuación supone resolver un tipo de vinculo familiar donde, en las familias observadas, generalmente la persona se encuentra sobreprotegida por tipos de vínculos a veces asfixiantes que impiden el crecimiento.

Las familias adoptivas, como dijimos mas arriba, muestran cierta facilidad para detener procesos de individuación, en parte porque viven como mas amenazante o catastrófica la idea las manifestaciones de autonomía en el adolescente.




2.- Las Familias necesitan mas “paciencia” del terapeuta, pues las dificultades para el Cambio tienen raíces antiguas.


El trabajar con familias de drogadependientes adoptados implica afrontar detrás del problema del consumo de sustancias el fantasma de una adopción no elaborada. Por ello hay que dar tiempo para que en estos procesos la familia pueda abrirse a dolores no esclarecidos y preguntas no realizadas.

La adicción y la adopción multiplican los pactos de silencio debido a las dificultades que implican hablar de lo escondido y pasado. Ambas situaciones viven el relato de la historia familiar como dificultad.

Las dificultades para el cambio suelen tener su raíz en la imposibilidad para afrontar el dolor, o el temor a desatar respuestas de abandono o incomprensión. 

El terapeuta tiene aquí que captar el “tiempo de cambio” familiar y no apurar procesos de maduración emocional.



3.- Las intervenciones sobre la Estructura Familiar no bastan si no se trabaja a nivel de la Construcción de Realidades.


Muchas veces el trabajo con adicciones tienta a los terapeutas a limitarse en un trabajo centrado en la modificación de la estructura familiar en vistas a conseguir que los padres asuman el control del “hogar”, y que el drogadependiente se adapta e estructuras normativas.

Sin embargo el trabajo con familias adoptivas muestra la necesidad de enfocar las intervenciones a nivel de la Construcción del Mundo y su Historia que tienen la familia. Esta perspectiva posibilita que la familia logre distenderse en su esfuerzo por parecer “normal”.

 Las familias adoptivas suelen poner notable cantidad de energía en esto de aparecer “sin problemas” y con su adopción absolutamente
resuelta. Manifiestan un sobre-esfuerzo en mostrar amor, protección y cuidado, esfuerzo que desnaturaliza la espontaneidad familiar y convierte los estilos de interacción en pautados y a veces “sobreactuados”.

Por ello hablamos de “distensión” familiar, de acompañar a la familia al logro de un ambiente emocional que le permita entender su historia de tal manera que pueda reconstruirla a fin de que no queden fuera los eventos “incomprensibles” que hoy la llevan a terapia.



4.- Intensificar los mensajes desculpabilizadores hacia la familia.


Si bien la culpa es un sentimiento que bloquea a muchas familias que consultan por drogadependencia, en las familias adoptivas dicho sentimiento debe ser abordado con sumo cuidado.

El hijo adoptivo tiende a vivir este hecho del que fue partícipe pasivo desde la experiencia de la culpa “fui una carga, por eso me entregaron”. Este dolor por lo perdido, por la familia anhelada e
idealizada puede devenir en culpa, y sentimiento de inferioridad. El logro de la autoestima bajo esta marca no es siempre fácil de conseguir.

Por otra parte la familia adoptiva también puede cargar con la culpa generada por su propia incapacidad de tener hijos biológicos.

Cuando aparece el problema del consumo de drogas, hay familias que entienden esto como “castigo” como algo “merecido”. Si bien es un sentimiento irracional, sabemos que posee un gran poder para boicotear intenciones de cambio y favorecer el sostenimiento del síntoma.

El terapeuta debe trabajar identificando los mensajes culpabilizadores a efectos de que la familia pueda evolucionar a una manera de pensarse, que le genere mas alternativas de acción e interacción.



5.- Alentar mas a estos pacientes en recomponer lazos con la familia extensa o grupos afectivos de apoyo.


La adopción no es solo una decisión que impactará sobre la vida de la pareja que adopta y el hijo/a adoptivo/a. La familia extensa será una caja de resonancia importante que dará su eco a medida que pasen los años.

En las familias de consumidores adoptados se observó con frecuencia que la participación y presencia de la familia extensa era llamativamente menor que en los casos de las familias biológicas.

Posiblemente el proceso de aceptación de la adopción no involucró
al resto de los familiares que quedaron a la “expectativa” de lo que suceda con esta pareja y su nuevo hijo.

De esta manera el núcleo familiar quedó en buena parte aislado, y sin los vínculos de apoyo esperables. Sumado a esto aparece el consumo de drogas, que juega las veces de otro desalentador mas de la involucración de la familia extensa.

Mas allá de cuales fueran las razones para este no involucramiento, observamos que estas familias tienden a cercar con mas fuerza su contorno y a no apoyarse en otros vínculos.

La sugerencia aquí es apoyar a la familia en un proceso de apertura hacia la familia extensa u otros grupos de apoyo a efectos de que encuentren en estos nuevos “mundos relacionales” alternativas a dificultades, y sostén emocional.

También la apertura de los miembros de la familia a nuevos espacios se traducirá en un mayor espacio entre ellos, una instancia positiva sobre todo cuando se identifican modalidad interaccionales de sobreprotección y falta de autonomía.



6.- Estar atentos a minimizaciones, o cualquier mensaje que tome al concepto de “adopción” como chivo emisario de responsabilidades.


Por último es recomendable prestar atención a movimientos familiares tendientes a utilizar el antecedente de la adopción como un recurso para esquivar responsabilidades y evitar asumir roles necesarios.


El tratamiento por drogas exige a la familia el asumir responsabilidades dejadas de lado, o no asumidas con firmeza. Implica la toma de una posición clara ante la conducta destructiva y transgresora y un reordenamiento de la dinámica familiar.


Pero no es fácil alcanzar estos logros pues en el terreno de lo familiar supone el poner sobre la mesa secretos, pasado, duelos, renuncias, y reclamos. Las familias adoptivas suelen aparecer como mas sensibles a las historias pasadas y tener mas firmemente establecidos pactos de silencio.


Por ello el terapeuta debe cuidadosamente desafiar a la familia a la revisión de lo sucedido y a la vez sostener las emociones y situaciones emergentes. Conviene estar atento a los movimiento de evitación que la familia hará sobre estos temas dolorosos pero recurrentes, y siempre animar a llegar al punto donde las alternativas se hacen siempre presentes.




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Bibliografía:

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